domingo, 15 de febrero de 2009

Libro I. AMOR Y TINIEBLAS Título I. Cantos de amor y devocióm. Poema20: PADRE NUETRO, ¿POR QUÉ ESTÁS EN EL CIELO? (III)

III


SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

¿Y cuál?
Tienes uno, Señor, en cada parte,
como amor el marino en cada puerto.
Discúlpame, si soy irreverente.
Ya me entiendes... ¿Cuál ha de ser tu nombre?
Aquel que yo venere y santifique.
Te llamo... como te llamó mi madre,
pues por ella supe que “existías”,
vivías en el Cielo y... me querías.
Eso era todo. Y no era cualquier cosa.
Mas, ¿cómo te llaman otras madres,
de otros pueblos; sus hombres, sus soldados,
sus jueces, policías, carpinteros,
filósofos, artistas o letrados?
¿También estás Tú allí, en sus escuelas;
también tienen allí "Semana Santa"
y Adviento, Navidad y Epifanía?

¿También juran por Ti en sus tribunales
y juran ante Ti por sus banderas?
Europa, América, Africa y la China,
en el Japón, Corea y en Malasia,
¿todos te llaman por el mismo nombre?
¿El que te dió mi madre es el que vale,
y las cosas que dicen mis doctores
son las que hiciste y no hay otras iguales?
¿Es tu nombre, mi Dios, el verdadero,
y otros dioses acaso no son tales,
ni sus nombres son tu propio nombre,
ni tales nombres son santificables?.
“Tú eres Cristo” -está esrito- dijo Pedro,
y eso mismo me dijo a mí mi madre.
Mas, tienes tantos nombres... ¡Tantos ritos!,
ceremonias, latines, incensarios,
pagodas, mezquitas, abluciones,
sacristías, casullas, campanarios,
minaretes, kaabas, sinagogas,
novenas, procesiones... ¡indulgencias!
¿No bastó con tu Cruz, a todo el mundo?
(Se me olvidaba... ¿Ves?, tomo "partido".
Hay dioses sin dolor, dioses "amables"
que otras madres llevaron con dulzura
al sueño de sus hijos en la tarde.
Se me olvidaba. Tú, no tienes nombre
si sólo la razón ha de avalarme
o, por eso, quizá, todos son tuyos,
maneras diferentes de llamarte).
Mas -si justo santificar tu nombre-
habré de hacerlo en cualquier parte:
En iglesias, pagodas, sinagogas
y mezquitas... Con rabinos, pastores,
sacerdotes e imanes. Todos, todos,
Señor, han de santificar tu nombre.
Si desde siempre eres el que eres...

¡que más te da cuál sea!... ¡En cualquier parte!


Alphonso CARBAJAL