sábado, 21 de febrero de 2009

Libro I. AMOR Y TINIEBLAS Título I. Cantos de amor y devoción. Poema 20: PADRE NUESTRO, ¿POR QUÉ ESTÁS EN EL CIELO? (VIII)

VIII


NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN

No nos dejes, Señor,
que en ella perecemos y, del riesgo
advierte con prudencia tu Escritura:
Si, temerarios, el peligro amamos,
en él, sinduda alguna, perecemos.
Mas, ¿cuál es el peligro, cuál el riesgo?
Tal vez, aún se dice y con razón,
que son la carne, el mundo y el demonio,
del alma los mortales enemigos.
Tú, hablaste de la carne y del espíritu;
el último "está pronto", la otra "es débil".
Pero, Señor, en esto de "la carne"
(¿no se podría decir ya de otra manera?)
tengo yo algunas dudas. Pues no todas
"las carnes" son iguales, ni ellas todas
colgarse pueden "en el mismo gancho".
Ninguna de ellas es especialmente
más o menos "carne"...
¿No será acaso lo del Sexto...?
¡qué estragos hizo eso, en su momento,
y sacó tantas cosase su quicio...
¿Tan sólo carne es "eso"?

¿Acaso es meos carne "el dividendo",
que el banquero idolatra y al que adora?
¿Cuál es la "tentación" del poderoso
que en el poder se mira, con él sueña
y del poder hace esclavo a quién lo sufre?
¿Acaso es menos carne el egoísmo,
que sólo para sí las cosas quiere?
La gula, la avaricia, el despotismo
de la soberbia, que a humildad humilla.
La vanidad, que inflama alma en vacío;
la envidia, que corroe el alma misma...
Que siete son los vicios de la carne
y no uno sólo... Amor sólo concupiscente
no es amor -quizá- pues, desde luego,
el amor ha de ser benevolente.
Tú, bien sabaes de Amor, ya que lo eres;
lo creas, nos lo das y lo transciendes;
lo elevas de contrato a sacramento...
Que el hombre y la mujer, nos dice Pablo,
han de ser dos en uno, y la simiente
del fruto del amor, de la esperanza
de renovada fe... Y -según Juan dice-
de lus, en la Luz que vino al mundo.
No me digas que algo tan "transparente",
como la pura luz que el sol imparte,
es ocasión de yerro y desvarío.
Eso, no es tentación. Es... "monumento"
de tu gloria, de tu gusto, de tu artes...
Que todo amor, Señor, es sacramento
y basta para ello, en un instante,
ser libre, consciente, sin dislate,
sin instinto de selva y ningún daño.
Qué no sólo "palabras de presente"...
Y canonista soy... Mas, sobre el canon,
está siempre el amor, si es transparente.
Apártame, Señor, de tentaciones,
pero no del amor, si a nadie hiero,
que en el amor vivo, por el muero
y por él y en él, Tú nos creaste.
A pesar de estar muertos, nos salvaste
por la Mujer y obra del Espíritu
y, en una cruz, a todos nos amaste.
Que, Tú eres Dios y yo... tan sólo un hombre,
y carne soy -no sólo espíritu-
pero tu propio Espíritu en mi carne.

¿El mundo...? Ahí está, en la ventana
de ese televisor, desde el que miro.
No salgo de mi cueva, y lo que veo
(¡qué codas veo, Señor, cómo está el mundo!)
casi siempre me aburre, no me tienta,
y si me tienta, "cierro la ventana".
Que el mundo no soy yo, yo no soy mundo,
sólo soy "yo" -sin ser- ya que mañana,
de la vida siguiendo la corriente,
con el tiempo, y en forma soberana,
el "yo" que soy, será "Yo" transcendente.
En Ti... estoy yo, Señor. Ahí... está el mundo.

¡El demonio...! Curioso personaje...
Si es preciso, escribo con mayúscula
Satán, Luzbel, "Perico", Belzebú,Pero Botero ó Mefistófeles
(que todos esos nombres son ilustres y... castizos)
Pero... ¿qué es "el demonio", Señor...? ¿No soy
yo mismo, cuando de Ti me aparto y
me separo...? Mas, si en Ti permanezco,
el enemigo es nada. Que, contigo,
en mí no cabe ya ningún demonio.
No quiero que tu Iglesia me excomulgue,
pues es tambíén la mía, y obedexco...
Mas... ¡líbrame, Señor, de mi egoísmo!,
que del "demonio", librarme... sé yo mismo.


Alphonso CARBAJAL