EN LAS HORAS MAS DURAS Y ANGUSTIOSAS
Por ser tuyo, Señor, y porque quieres
padezca yo indecible sufrimiento
y siga tras tus huellas sin lamento,
bendito sea el dolor con que me hieres.
Gracias mil por mostrarte cual Tú eres,
al darme de tu cáliz la bebida
que es del hombre al nacer justa medida,
más que la luz, la brisa o los placeres.
Mas, ya no puedo más -mi Dios, ¿qué he hecho?-
eterno Dios, por mi crucificado,
el peso de tu cruz llevar más trecho.
Apiádate por fin de mi pecado,
que soy cobarde y débil y, a mi pecho,
no fluye ya la sangre, se me ha helado.
Alphonso CARBAJAL
León, 28 de Noviembre de 1988
2 comentarios:
No creo que hayas pecado, hombre.
Seguramente eres muy duro contigo.
Creo que los pecados son pagados en la Tierra.
De todas formas siempre es bueno hablarle a Dios.
Un abrazo.
Alicia
Alicia, me temo que tan sólo podría estar de acuerdo en el último inciso. En cuanto a lo demás, si bien la idea de "pecado" se me escapa, en si misma, sí creo que, a veces -demasiadas- nos separamos del verdadero y único , mandato que Dios nos dió, se pague donde e pague esta terrible deuda. Cierto, que no por eso Él nos castiga, como podría dar a entender el Soneto que comentas. Pero, en aquellos momentos, ni yo mismo sabía muy bien lo que decía. Un beso.
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