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AL SILENCIO CULPABLE,
ASESINO DEL AMOR
Aléjate de mí, pavor sombrío,
horrible peso, vendaval sin calma,
que velas la mirada, asfixias alma,
matas amor y oprimes albedrío.
Ya de tus aguas, caudaloso río,
mudo y vació, la tormenta encalma,
que quiero cultivar la dulce palma
de trocar, por calor, gélido frío.
Nunca más, ni más vez, danza macabra,
a mis labios pongas por testigo
mientras exista el don de la palabra.
Que quiero conseguir, y lo persigo,
la voz y la oración de quien me labra.
De alguien, más conmigo que consigo.
Alfonso CARBAJAL
Diciembre de 1995
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