ESTOY AQUÍ, SEÑOR
Estoy aquí, Señor, en la espesura
de selva tan poblada de reptiles,
de oscuridad y riesgos -aún por miles-
pero tu luz alumbra mi angostura.
No podrán, frente a mí, aplicar tortura
ni anidarán mi alma instintos viles,
aun cuando las pasiones más serviles
se ciernen sobre hora tan oscura.
¿Aún no saben que no pueden pararme,
tan sólo con cargarme de cadenas,
aunque sí -de querer- puedan matarme?
No basta, a tal, su corazón de hienas,
ni su perverso afán de vaciarme,
porque, Señor, mis manos están llenas.
de selva tan poblada de reptiles,
de oscuridad y riesgos -aún por miles-
pero tu luz alumbra mi angostura.
No podrán, frente a mí, aplicar tortura
ni anidarán mi alma instintos viles,
aun cuando las pasiones más serviles
se ciernen sobre hora tan oscura.
¿Aún no saben que no pueden pararme,
tan sólo con cargarme de cadenas,
aunque sí -de querer- puedan matarme?
No basta, a tal, su corazón de hienas,
ni su perverso afán de vaciarme,
porque, Señor, mis manos están llenas.
Alphonso CARBAJAL
Penal de Las Caracolas, 5 de Junio de 1995
A mi amigo y vecino de celda, Mario Schoendorff
3 comentarios:
Me gusta tu poesía, clásica o no, llega donde tiene que llegar. Y esa música...no sé por qué?...me suena de algo.
Saludos
mj
Entonces, estamos en paridad de condiciones, María José. A mí, me gusta mucho la tuya. Estaremos en contacto. Ah...! la música!. También me gusta mucho. Quizá te la he tomado prestada. ¿No te enfadas, verdad? Mi más cordial saludo. Alphonso Carbajal.
Para nada me enfado, es algo grato el saber que la música que me gusta, gusta también a otros...estamos en contacto.
Un saludo
mj
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